"Antes de hablar, piensa"

-Mírame ahora. ¿Recuerdas cuando me insultabas? Pues mírame. Soy la misma de siempre pero más mayor y con más dedos de frente. ¿Sabes qué? fui tonta, muy tonta. En aquel momento me creía tus palabras, si me decías "fea", "gorda", "conejo" etcétera yo me lo creía. Había gente que decía "Pasa, son tontos" "No vale la pena". Esas personas quizás podían pasar pero yo no. Yo no soy de esas chicas que son fuerte y que le da igual lo que opine la gente. Me caliento mucho la cabeza ¿sabes? y encima por cosas tontas, cosas que son insignificantes. Aunque tú no lo supieras yo al llegar a casa lloraba, lloraba en mi habitación como si tus palabras fuesen puñales por la espalda. Tú no eres capaz de entender el daño que podían causar tus palabras, o no querías darte cuenta. No sé porque lo hacías, quizás por hacerte el "chulo" delante de la clase o por dejarme mal. En aquel momento mi autoestima dependía de lo que me dijesen tú me la bajaste demasiado y ahora no permito eso de nadie. He aprendido la lección. "No importa lo que piensen o digan los demás de mi"
Ahora mismo tengo un novio, estoy estudiando y por momentos me siento la más feliz del universo. Tus palabras se borraron por completo, no me hacen daño ya. ¿Sabes por qué? Encontré a una persona que me quiere de verdad y que me supo decir la verdad, lo mucho que valía para él. Ahora puede ser que te desee el mal, pero dentro de unos años me dará igual lo que te haya pasado en la vida.
 Y ahora dime la verdad, ¿para que te sirvió insultarme?