Él siempre te querrá.

-Silvia no sé cómo decirte esto… tu padre estos días estaba hospitalizado como ya sabes y hoy me han llamado y…
-¿Qué pasa? ¿Está ya bien, verdad?
-Cariño lo siento mucho pero… no está bien. Quiero decirte que esto a mí también me duele y que debemos estar las dos unidas para tener fuerza suficiente.
-¿Ha muerto? ¡No puede ser! Él siempre ha sido fuerte, ¡siempre! .
En aquellos momentos parecía que todo el mundo se me venía abajo. No sabía qué hacer ni a donde ir. Me pasé todo el día cerrada en la habitación, sin decir ninguna palabra, sin hablar con nadie. Simplemente estaba pensando y contemplando. Desde mi cuarto se oía los lloros de mi madre. Ella seguro que también estaría sufriendo por dentro. Ella era su mujer, que difícil saber que tu marido a muerto que no lo vas a volver a ver, que por las mañanas ya no te traerá el desayuno, que no habrán más discursiones tontas, que ya no saldréis a cenar juntos, que ya no te contará sus problemas… esto sí que es un fin.
Mientras estaba pendiente de mi madre en mi cabeza pasaban momentos con él. Como por ejemplo cuando me enseño a ir en bicicleta, él estaba sujetándola por detrás. En esos momentos me sentía muy segura ya que sabía que no me iba a soltar, confiaba en él. Por muchas veces que discutiéramos el sabía que le quería. Nuestro carácter era muy parecido así que era normal que cada dos por tres nos estuviéramos chillando. Pero ojalá le hubiera dicho en el último momento que le quería, que no se fuera, que él podía con todo esto y con mucho más. Pero no lo hice.