lunes, 28 de enero de 2013

Un adiós para siempre.

-No lo hagas no vale la pena - los ojos le brillaban cada vez más.
-¿No lo entiendes verdad? Si no lo hago no podre vivir tranquila. No entiendes que no podemos estar juntos. Que no puedo cruzar a ese mundo. Yo no soy como tú , ni como los demás. Se que nuestro amor puede con todo, pero esto no es posible. Ya lo sabes, lo hemos hablado muchas veces. 
-¿Pero no hay otra manera de evitarlo? Me puedo quedar, podemos irnos nosotros dos, podemos... - le interrumpí.
-No, no podemos hacer nada. Tu destino esta allí. Lo mejor será que nos despidamos con un adiós, con un para siempre. 
-Por favor no me lo digas otra vez.
-Te lo repetiré las veces que haga falta, quiero tu bien.
Se iba alejando cada vez más, se alejo de tal modo que sólo se iba un reflejo borroso. Ese momento era el oportuno. Cogí la espada y me la clave con todas las fuerzas que me quedaban. 

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